Ni en la magia del Palacio de los Deportes, ni en el liderazgo del presidente Óscar Fernández, ni en la pizarra de Pablo Pin, ni el talento de Lluis Costa… la auténtica clave para que el Covirán Granada haya podido alcanzar la Liga Endesa ha estado en un talismán secreto que llegó al Pabellón Veleta en Primera División Nacional y que ha acompañado al conjunto nazarí en sus 10 años de reconquista.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Mucho se ha hablado a lo largo de los últimos días acerca de la imparable trayectoria ascendente de un Covirán Granada que ha sido capaz de firmar cuatro ascensos en apenas diez temporadas para poder pasar así desde la Primera División Nacional a la ansiada Liga Endesa.
Toda una década en la que diferentes factores han jugado a favor de un proyecto que ha tenido en su junta directiva a uno de sus mejores aliados y en su banquillo a una de las claves del proyecto. Pero ni el liderazgo del presidente Óscar Fernández, ni la pizarra de Pablo Pin y, ni siquiera el talento sobre la pista de hombres como Lluis Costa han sido tan decisivos en este tiempo como un agente externo que ha ido ganando protagonismo con el paso de las temporadas.
Hablamos de… ¡El mono del Covirán Granada!
Un pequeño peluche de apenas 20 centímetros de altura que irrumpió diez años atrás en el Pabellón Veleta cuando el equipo nazarí vivía su primera temporada como club en la Primera División Nacional.
Su portador no fue otro que el doctor del equipo, un Fermín Rodríguez que, ante la complejidad de los primeros pasos de la entidad, trató de sacar una sonrisa al vestuario con un elemento, propiedad de su nieta hasta ese momento, y que contaba con una risa contagiosa.
Un objeto que pareció dar sus frutos levantando la moral de la plantilla y que se convirtió en todo un símbolo dentro de un vestuario que no tardó en ataviarlo con una equipación del equipo y su propia silla desde la que seguir los partidos como locales junto al banquillo.
De este modo, “el mono” se fue convirtiendo año a año en la primera renovación dentro de un vestuario en el que todos y cada uno de sus jugadores se fueron preocupando porque no faltara a ni uno solo de sus partidos habiéndolo convertido en toda una superstición para ellos.
Y eso que incluso alguno de los hombres más veteranos del equipo -ausentes en esa primera campaña- llegaban a reconocer algunas dudas acerca de sus orígenes: “No tenemos del todo claro de dónde ha salido, pero siempre ha estado ahí y si nos trae buena suerte, no debe faltar”.
Por ello, ese peluche sin nombre fue también el primero en mudarse del Pabellón Veleta al Palacio de los Deportes sin dejar pasar la posibilidad de posar en todas y cada una de las fotos de campeones, ya fuera con los diferentes ascensos conquistados o con los títulos de Copa LEB Plata.
Y así se llegó a la noche del pasado viernes 13 de abril, aquella en laque el doctor Fermín Rodríguez volvió a sentarse en el banquillo del Covirán Granada para vivir junto a su mono, el partido más importante de su historia. Y, como no podía ser de otro modo… ¡Este jugó su papel para terminar posando en la foto de los campeones!
¿Se hacen ya una idea de cuál será la primera “renovación” del conjunto nazarí para el asalto a la Liga Endesa?
Yo, no tengo dudas…
PD: ¡Y por cierto! Si se lo están aún preguntando… ¡No! El mono no viajó a la Final de la Copa Princesa disputada el pasado mes de abril en el WiZink Center y donde los andaluces perdieron por primera vez una final de Copa.